O como montarse una erasmus en Francia

jueves, 2 de abril de 2009

Manolo

Pues resulta que por mi facultad hay un hombrecillo que se dedica a entrar en las clases y reventarlas en plan cantautor de los 70 en España, guitarra en mano, a cantarnos bonitas canciones. Lástima que nadie las entienda porque dicho hombrecillo es un pobre alcohólico o algo por el estilo que no vocaliza al hablar, algo así como el deliciano pero en francés. Pero en vez de intentar expulsarle de la facultad los profesores te hablan de él como un héroe, algo así como una leyenda, como si Lluis Llach cantara l’estaca cada vez que entra en clase. Al video me remito.
Y es que en Toulouse lo que sobra son mendigos, alcohólicos y gente tirada por la calle en general. Los hay generalmente de dos estilos, loss jóvenes, acompañados siempre por perros sarnosos (más limpios que ellos, eso sí, porque se bañan en el río); y los viejos, acompañados por su gorrilla y muy educados ellos, aunque no les des nada siempre te dicen “buenas tardes tenga usted” no sé si con alguna ironía o simplemente cortesía. Los inmigrantes no se estilan y es raro encontrarlos, aunque los hay, sobre todo rumanos y gente del este.
Ayer hablando con un francés es su fiesta de cumpleaños (amén de Edgar y Davide) me decía que en Toulouse lo que sobra también son “regalos” y que son gratis para todos. Se refería a las mierdas que irremediablemente los perros sarnosos expulsan ante la mirada impasible de su dueño que bastante preocupado está con intentar encontrar un cigarrillos por la calle.